La violencia es esencialmente
reacción y no hace otra cosa que generar aún más violencia. Pretender combatirla
mediante métodos represivos como la fuerza bruta, el terror o la criminalidad equivale
a querer apagar el fuego con fuego, o pretender corregir un error con otro
error. Es sencillamente contraproducente si lo que se busca es la paz. Martin
Luther King lo dijo muy bien con su frase “El odio no puede expulsar el odio;
sólo el amor puede hacerlo. El odio multiplica el odio, la violencia multiplica
la violencia, y la brutalidad multiplica la brutalidad en una espiral descendiente
de destrucción.”
Esto no quiere
decir que hay que poner la otra mejilla, sino que hay que asumir una consciencia
y actitud diferente, radical posiblemente, empero pacífica. Como seres humanos
tendemos a ser instintivos y reaccionarios, es decir a responder de manera
irreflexiva a impulsos externos con escasa evaluación de la situación. Aunque
los reflejos son necesarios para sobrevivir en un mundo competitivo, peligroso
y voraz como el nuestro, responder o actuar impulsivamente con escaso análisis no
solamente conduce a cometer errores, sino a caer, en una forma de
condicionamiento, en el juego del adversario.
Existe una ley
ineluctable universal conocida desde tiempos muy antiguos como la ley de causa
y efecto, es decir toda acción produce una reacción correspondiente. Aunque
hace parte de lo intangible, un pensamiento, por más simple o banal que pueda
ser, también produce una reacción correspondiente eventualmente perceptible en
el campo físico. Por ejemplo, rememorar algún episodio desagradable de nuestras
vidas produce una reacción involuntaria acorde en el rostro; y pensar en algo agradable
a su vez produce una sonrisa. Es decir, aunque hay reacciones de difícil
control o que no podemos evadir como las fisiológicas y las instintivas; la
mente sin embargo nos da la facultad de poder ejercer un cierto grado de control
mediante el libre albedrio. Elevando el nivel de conciencia es el camino hacia una
mayor comprensión de la realidad: conocer causas y efectos hasta lograr el
autocontrol. Todo se revierte en esta vida: negativismo produce resultados
negativos, y positivismo produce positivismo.
Hombre sabio que fue
Gandhi conocía muy bien esta ley universal, así como esa generalizada e
instintiva propensión del hombre hacia la reacción involuntaria, impensada y
sin conciencia. El imperio británico aplicaba la violencia sabiendo y en espera
de reacciones impulsivas por parte de la población local, en aras de tener la
excusa para aplicar la represión y de esa manera continuar el dominio. El éxito
de la lucha anti imperialista de Gandhi fue el haber empleado una estrategia radical
e inesperada por parte de los británicos: la no cooperación y la resistencia
pacífica, precisamente obviando caer en su juego de provocar violencia y
cortando así de raíz esa cadena de consecuencias negativas y espiral de
destrucción que tan bien definió Martin Luther King.
“No
hay camino para la paz, la paz es el camino.”
Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador
indio.
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