Para muchos, el
término educación viene generalmente asociado con el familiar proceso de acudir
a los institutos académicos, atenerse a las enseñanzas de los maestros y
textos, aprender ciertos conceptos y memorizar toda una serie de datos; para luego
pasar unos exámenes y finalmente obtener un diploma que certifica que hemos
sido “educados”.
Ese es el concepto de educación que generalmente prevalece en la mayoría de los países: un proceso mediante el cual se forma al individuo dotándolo con conocimiento, aptitud y valores para que sea capaz de sobrevivir por sí solo en este voraz mundo competitivo y a la vez contribuya al beneficio de la sociedad con su producción profesional en el campo escogido. Sin embargo, la palabra “adiestramiento” quizás sea un término más apropiado para describir este proceso al cual generalmente denominamos como educación formal. La mayoría de estos sistemas tal como están configurados en la actualidad a nivel mundial en realidad no se dedican a preparar un individuo realmente pensante, analítico y crítico, ni se enfocan en el crecimiento ni evolución de la persona, ni en desarrollar verdadera independencia de juicio; sino principalmente a entrenarlo, conformarlo mediante el temor y la coacción para que a una cierta edad cuando haya adquirido cierta preparación e “independencia” como ser humano, encaje como un molde dentro de un particular sistema de vida en el cual ese proceso educativo constituye uno de sus pilares medulares.
Ese es el concepto de educación que generalmente prevalece en la mayoría de los países: un proceso mediante el cual se forma al individuo dotándolo con conocimiento, aptitud y valores para que sea capaz de sobrevivir por sí solo en este voraz mundo competitivo y a la vez contribuya al beneficio de la sociedad con su producción profesional en el campo escogido. Sin embargo, la palabra “adiestramiento” quizás sea un término más apropiado para describir este proceso al cual generalmente denominamos como educación formal. La mayoría de estos sistemas tal como están configurados en la actualidad a nivel mundial en realidad no se dedican a preparar un individuo realmente pensante, analítico y crítico, ni se enfocan en el crecimiento ni evolución de la persona, ni en desarrollar verdadera independencia de juicio; sino principalmente a entrenarlo, conformarlo mediante el temor y la coacción para que a una cierta edad cuando haya adquirido cierta preparación e “independencia” como ser humano, encaje como un molde dentro de un particular sistema de vida en el cual ese proceso educativo constituye uno de sus pilares medulares.
Es decir, el individuo no viene formado para que dé lo
máximo de sí, potencialidad, talento e individualidad, sino que se estandariza.
Se educa y prepara, o mejor dicho se programa y crea, un ser sistemático con un
pensamiento inculcado de tal manera para que durante su vida se dedique
esencialmente a repetir, emular y a ejecutar toda una serie de funciones
asignadas, forzosamente dentro del sistema; en lugar de enseñársele a pensar de
manera realmente independiente, abierta, creativa, y a abordar temas
fundamentales. Otro aspecto es que el estudiante es forzado a tomar decisiones
sobre su futura carrera a una edad aun inmadura, lo que confirma la esencia
impositiva, niveladora y doctrinaria del sistema. Esto trae frustraciones luego
en la vida, y suprime o mal canaliza la aplicación de su potencial creativo. Todos
tenemos talentos diversos, creatividad y dichas, sin embargo los sistemas
educativos se encargan de uniformarnos, y en ese proceso, desafortunadamente,
en vez de enfatizarlos y promoverlos, se eliminan muchos talentos y se suprime
nuestra idoneidad individual.
La vida tiene mucho que enseñar, tiene una infinidad
de misterios y no puede ser circunscrita encajándosela en un certificado.
Aunque una educación es ciertamente necesaria y un diploma resulta
imprescindible para poder surgir en el mundo profesional, es un error
satisfacerse con el haberlo obtenido y detenerse allí pensando que el
aprendizaje termina con un trozo de papel. Una mente así entrenada es proclive
a pensar que ese es precisamente el caso. Pero tal como el universo infinito,
el verdadero aprendizaje nunca termina, no tiene un punto de llegada, dueño,
centro ni fronteras, y su potencial es así mismo ilimitado e inagotable.
“Persigue tu dicha y el universo abrirá puertas donde
antes sólo había muros”
Joseph Campbell (1904-1987) Escritor, orador, filósofo
estadounidense.
1 comment:
Este blog es de un tipico troll de internet.
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