Los tres términos
derivan del griego y aunque no parecen compartir una misma raíz etimológica, todos
tienen que ver con lo que a Dios respecta. La teología es el estudio de Dios.
Una tautología es una repetición de una misma frase o concepto utilizando
términos diferentes. Y teatro es un escenario en el cual actores presentan al
publico una determinada realidad.
La tautología, por
necesidad axiomática, no puede ser ni refutable ni verificable. Ya que utiliza
una lógica circular, una tautología es una afirmación verdadera por definición.
Un simple ejemplo es el siguiente: “Carlos es el papá de Juan y Juan el hijo de
Carlos”. Otro ejemplo es la siguiente frase: “¿Que es la tautología? aquello
que es tautológico”. Es en esencia una redundancia que no aporta información
nueva significativa.
¿Como sabemos que
lo que dice la Biblia es cierto? Pues porque está escrito por inspiración
divina. ¿Y como sabemos que Dios es verídico? Pues porque así lo afirma la Biblia.
Es una tautología en la que sin darse cuenta frecuentemente incurre el creyente.
La similitud con la teología está en que ésta es en realidad una disciplina
auto referencial, es decir: el hombre elabora la figura de Dios y luego establece
un campo de estudio para investigar esa cosa inventada. Bien lo resume Thomas
Paine, uno de los padres fundadores de los E.E.U.U., cuando dijo que “El
estudio de la teología, tal y como está puesto en las iglesias cristianas el
estudio de nada. Se basa en nada. Se apoya en nada. Procede por ninguna
autoridad. No tiene datos. No puede demostrar nada y no lleva a ninguna
conclusión.”
Supongamos que
Dios se presentase ante el mundo, ¿como sabremos determinar que realmente se
trata del creador del universo? ¿acaso por el hecho de que se autoproclame como
tal? Después de todo, de Jesús dudaron aun habiendo presenciado sus milagors. Nada
niega la existencia del más allá, de lo paranormal, la divinidad, ni de una
realidad mucho más grande que el hombre, pero esto nada tiene que ver con el
concepto de un Ser Supremo Creador del universo, lo cual es muy diferente. Al
no ser ni verificable ni refutable Dios es en esencia un concepto metafísico
que alberga en la mente y creencia personal de cada indiviuo. Tampoco es un
hecho establecido que el universo haya tenido un principio. La teoría del Big Bang,
-explicación predominante en el mundo científico y tácitamente apoyada por el estamento
religioso- no pasa de ser una teoría, y
además es contestada por parte de ese mismo mundo científico.
Todo lo cual forma
parte del gran teatro de conjeturas y premisas imperantes que se nos presenta
como realidad indiscutible. Inocentemente tendemos a equiparar el mapa con el
territorio. La institución religiosa, estructura ciertamente humana y suprema forma
para ejercer el control social, es en gran medida responsable, aunque no la
única, en perpetuar este estado de cosas, al sustentarse en aquello que
sencillamente jamas podrá ser desmentido. Ritos, oraciones, protocolos
celestiales y dogmas no hacen otra cosa que distraer al individuo de su ser
interior y facultades innatas para mantenerlo en el escenario de las
expectativas a merced de poderes que no superan la mundanidad. Nada de esto tiene
que ver con la espiritualidad ni con las enseñanzas de Jesucristo.
El reino de Dios no vendrá con
advertencia, ni dirán: “Helo aquí”, o “Helo allí”,
porque el reino de Dios está entre vosotros.
Lucas 17:20
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