Isla de Pascua, pequeña isla ubicada en la Polinesia
en medio del océano Pacifico y conocida por sus enormes y misteriosas estatuas
llamadas moáis, nos presenta el
complejo caso de cómo una civilización una vez dinámica, próspera y lo
suficientemente desarrollada como para haber construido semejantes obras, pueda
degenerar e involucionar hasta llegar al punto de la auto destrucción.
El caso de Isla de Pascua es uno de suicidio
ecológico. Según los estudiosos esta isla fue colonizada hace unos 15 siglos
por gente de la Polinesia, periodo en el cual era frondosa y fructífera.
Durante un tiempo sostuvo una civilización, pero a medida que la población
crecía expandiéndose por el territorio y sus necesidades aumentaban,
eventualmente se terminó por deforestar completamente sus selvas.
Consecuentemente la erosión degradó la fertilidad de los suelos y disminuyeron
las fuentes de agua con un correspondiente impacto negativo sobre el
ecosistema. Al acabarse la madera para construir botes cesó la pesca, y con la
mengua en la fuente de vida animal salvaje, deterioro ambiental, y baja en el
rendimiento de los cultivos, llegó el hambre. Eventualmente llega el conflicto
y la lucha fratricida, se desintegra el orden, y el subsecuente caos lleva al
colapso social y cultural. Incluso se habla de casos de canibalismo. Para
mediados de 1700 cuando empezaron a llegar los primeros europeos la población
se había reducido a un décimo de lo que había sido en tiempos anteriores.
Tal es el escenario que nos presenta el científico,
profesor universitario y autor estadounidense Jared Diamond expuesto en uno de
sus exitosos libros titulado “Colapso”. El caso de Isla de Pascua es utilizado
por los movimientos ambientalistas del mundo para enfatizar los peligros
culturales y ambientales de la sobreexplotación, llegando a hacer la
comparación del ecocidio ocurrido en esta isla con lo que podría sucederle al
planeta entero de continuar explotándolo en la forma y a los ritmos acelerados
actuales.
Sin embargo, otras razones que contribuyeron al
declive poblacional de la isla fueron las enfermedades que trajeron los
colonizadores europeos así como las redadas de los mercaderes de esclavos
capturando nativos para venderlos en las Américas. Otros sostienen que el
fuerte énfasis que se hace sobre el desastre ambiental como única causa o
explicación de lo ocurrido en esta isla responde a intereses políticos así como
para distraer la atención sobre uno de los genocidios olvidados de la historia.
Lo cierto del caso, y tal como lo enfatiza Diamond, es
que lo que convierte a un ecosistema sostenible en uno insostenible no es su
uso y aprovechamiento en sí, sino la sobreexplotación, la depredación desmedida
de sus recursos y el irrespeto general
hacia la naturaleza. En una charla reciente este científico ha dicho que “el
riesgo que enfrentamos hoy es el del colapso planetario”. Contribuyamos para
que su pesimismo no llegue a convertirse en una realidad.
“Ni la sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa
deben sobrepasar para ser buenos los límites establecidos por la naturaleza.”
Hipócrates (s. V AC-s. IV AC) Médico griego.
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