"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Sunday, September 2, 2012

Creencias oximorónicas


Un oxímoron, vocablo que nos viene del griego, es una expresión que combina conceptos opuestos creando una contradicción en términos, como por ejemplo: silencio atronador, calor helado, instante eterno, luz oscura, etc. Como formas de expresión son bastante innocuas; se utilizan principalmente para impactar o crear un tercer significado. Sin embargo, hay oxímoros algo más tenebrosos y no tan inofensivos.
Uno de los oxímoros más perversos es el de la “guerra humanitaria”, el cual evidentemente es una contradicción en términos, puesto que no se puede ser humanos destruyendo vidas. Es perverso porque el hecho de que tantos crean que una tal cosa sea posible, que una guerra pueda ser bondadosa, altruista y tener como fin las mejores de las intenciones, permite precisamente el que ocurran tales barbaridades e injusticias en su nombre.
La historia está repleta de guerras, intervenciones y atrocidades conducidas bajo el pretexto humanitario. La guerra de Irak comenzada en 2003 fue, y aun es, promovida al público estadounidense como una tal intervención humanitaria, con el caritativo fin de “democratizar” y ayudar aquél país. La mission civilisatrice de la Francia colonizadora de finales del siglo XIX fue el principio que racionalizaba, excusaba la intervención francesa en lugares como Algeria e Indochina. La colonización portuguesa en África persiguió fines similares con una análoga racionalización de sus intervenciones. En otras palabras, se interviene no para explotar, controlar ni imponer, sino para generosamente modernizar y civilizar aquellas poblaciones designadas como menos afortunadas. “La carga del hombre blanco” fue un lema que se popularizó en EEUU a partir de principios del siglo XX el cual celebraba y justificaba la política imperial, tanto británica como norteamericana, no solamente como una noble empresa, sino también como una altruista obligación del hombre blanco con respecto hacia aquellas poblaciones consideradas inferiores. Hitler estaba “protegiendo las minorías” en Polonia y Checoslovaquia. El exterminio de enteras poblaciones indígenas en las Américas fue conducido bajo los auspicios de la humanitaria conversión de los “salvajes” en cristianos. Y así.
Podrán existir acciones humanitarias dentro de un conflicto y quizás guerras justas; mas no guerras humanitarias. Tanto la misión civilizadora como la carga del hombre blanco son racionalizaciones que se hacen no como intento en la búsqueda por comprender o explicar absurdas políticas de invasión o colonización, sino pretextos promovidos por el poder que se popularizan con el fin de justificar la conducción de tales políticas por parte de los gobiernos. Desafortunadamente, a pesar del estado avanzado de países como los EEUU y otras democracias, y de la proliferación de la información, una buena parte de sus poblaciones genuina e inocentemente cree en tales pretextos. En otras palabras, es la propaganda y el engaño perpetrados por un poder histórico y mediático tan dominante, sublime, de alcance global y supremamente hábil capaz de manipular la realidad y mentes de millones convirtiendo, al mejor estilo orwelliano, la imposición en liberación, las mentiras en verdades, lo negro en blanco, la guerra en paz.

“La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo.”
Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego.

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