"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Friday, December 14, 2012

Condicionamiento humano


Como bien solía notar el renombrado economista británico John Maynard Keynes: estamos influenciados por corrientes y tendencias ideológicas más de lo que solemos imaginar. Vivimos en sociedades que condicionan, rodeados por medios informativos, doctrinas religiosas, instituciones y sistemas educativos, políticos y económicos cuyo principal resultado ha sido el habernos acostumbrado a aceptar toda una serie de valores, pautas, nociones y normas predominantes como irrefutablemente validas, ciertas y únicas.
Evaluar y atravesar por la diversidad de pensamientos políticos y corrientes filosóficas existentes en nuestras sociedades no es suficiente para llegar a obtener una cierta iluminación, aclaración o equilibrio intelectual y escapar de tanta influencia ideológica. En realidad generalmente sucede todo lo contrario: nos liberamos de una corriente ideológica para luego irremediablemente caer en alguna otra. En esa incesante búsqueda por la verdad y la elucidación, cuando pensamos al fin habernos librado de toda influencia intelectual -o imaginamos haber inventado una línea original de pensamiento - probablemente seremos, sin saberlo y tal como sugirió Keynes, esclavos de alguna corriente ideológica anónima. Incluso los filósofos, sabios y eruditos, a pesar de su capacidad de introspección y profundidad de pensamiento, están sujetos y confinados por influencias dogmáticas, creencias y nociones particulares.
Nuestros padres son los primeros responsables en perpetrar y perpetuar esos condicionamientos, estilos y sistemas de vida imperantes. Por supuesto, ellos no tienen la culpa, pues la heredaron en un proceso que nadie en realidad sabe cuándo ni con quién comenzó, mantenido y persistido por cada generación mediante una inercia subconsciente impulsada por presiones de la misma sociedad. Esa educación implantada en el hogar a tan temprana edad en el niño y reforzada por el sistema educativo formal, hace realmente difícil, inclusive cuando se es adulto, lograr discernir el condicionamiento impuesto y diferenciar el verdadero saber. Aceptar las cosas simplemente por tradición impide un auténtico discernimiento; y, por establecidos o convenientes que puedan ser ciertas costumbres y conformismos no significa que sean válidos, o que no sean superables.
De modo que estamos desde temprana edad entrenados y condicionados por la sociedad misma a vivir bajo ciertos esquemas, principios, valores, estilos y formas de vivir particulares, a perpetuar los mismos, y a no cuestionarlos. Víctimas de la cultura, si se quiere. Las ideologías funcionan de la misma manera. Su intangibilidad las rinde difíciles de discernir; pero detrás del sistema de vida imperante conocido y que todos damos por dado, subyace una ideología, o conjunto de pensamientos, premisas y suposiciones básicas particulares que lo definen, lo justifican moral e intelectualmente, y constituyen su principal fundamento. Las costumbres y el tradicionalismo refuerzan y perpetúan ese particular sistema asumido.

 “Sólo el conocimiento que llega desde dentro es el verdadero conocimiento.”
Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.

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