"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Saturday, June 11, 2011

El armamento como extensión humana

No es el arma la que la mata, sino quien presiona el gatillo: el ser humano. El arma es solamente un instrumento y material inerte sin la intención del hombre presente, y como tal no es inherentemente bueno ni malo de por sí hasta que el hombre le asigne su atributo y deseo. Cierto, es una herramienta que destruye vidas; pero quien destruye y asesina es la intención, no el instrumento.
El discurso utilizado por muchos centrado en el desarme como solución a la criminalidad y las guerras, aunque válido como argumento y noble en sus pretensiones, es esencialmente una distracción. La reducción del armamento puede apaciguar el problema, mas no resuelve la cuestión estructural de fondo y causa originaria: el odio, la maldad, las injusticias, la locura, y la ambición por la imposición y la dominación. Quienes abogan exclusivamente por este tipo de soluciones olvidan que los cuchillos, piedras y otros objetos contundentes de uso común, disponibles a la mano de quienquiera y sin regulación alguna, también sirven para matar y causar daño. ¿Acaso habrá que eliminar o regular los utensilios de cocina? Además, el crimen y la maldad preceden por mucho tiempo a la invención del arma moderna, la cual sencillamente ha rendido la misma labor de manera más eficiente, rápida y eficaz. Por el contrario, se pudiera argumentar, en pro de la postura armamentista, que la tenencia de un arma evita violaciones y abusos: sirve como método persuasivo en contra de la agresión. Bajo este último argumento, el armamento es necesario para mantener la paz, la garantiza.
Irónicamente quizás, es la enorme capacidad imaginativa presente en el hombre lo que le ha permitido crear una tecnología tan destructiva y, como sucede en el caso del armamento nuclear, con la potencialidad de aniquilar por completo tanto a la especie humana como el resto de la vida en el planeta. Y, aunque la eliminación del armamento nuclear a escala global ciertamente excluiría o minimizaría la posibilidad de una tal aniquilación, muchos argumentarán, nuevamente en pro de la postura armamentista, que es precisamente su vasto poder destructivo el que sirve de persuasión y evita que una desastrosa conflagración bélica tanto convencional como nuclear de proporciones globales llegue a tener lugar.
El estudio y el debate deberían centrarse no tanto en el armamento y los síntomas ya que estos sólo son secuelas, sino en el sistema de vida imperante que los causa, estructuras existentes, y fundamentalmente en el hombre, que es quien genera las circunstancias, crea las condiciones, y origina el problema en primer lugar.
Así como muchos otros instrumentos, el armamento puede ser visto de manera positiva como algo necesario para mantener la paz y permitir la construcción, seguridad y avance de la humanidad, incluso para hacer justicia en algunos casos; o de manera negativa como una atrocidad, innecesario, inhumano. No es algo inevitable, sino precisamente una creación del hombre, producto y extensión de nuestra actitud, pero principalmente, de nuestra concepción y visión del mundo.
“La decisión más importante que podemos tomar es si creemos que vivimos en un universo amigable o en uno hostil.”
Albert Einstein

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