Vivimos en un mundo en
el cual la especialización se ha vuelto imprescindible. Desde el estudio
académico y continuando con la carrera profesional generalmente dedicamos una
buena porción de nuestras vidas a una única actividad en particular. Si bien es
cierto que muchos tenemos intereses, ambiciones y talentos distintos aparte de nuestras
profesiones; el voraz y competitivo mundo de hoy exige que nos especialicemos y
le dediquemos la mayor parte de nuestra aptitud, esfuerzo y tiempo a un único campo y actividad en
particular, puesto que de lo contrario la supervivencia se hace cuesta arriba.
Esta situación
desafortunadamente nos lleva a tener una perspectiva y visión restringida de la
vida, a conocer y ocuparnos solamente de un espectro reducido de lo posible y
de la información existente. La vida, la existencia, el universo, constituyen
una realidad más grande que el hombre; sin embargo la especialización en los
campos que habitualmente estudian dichas disciplinas como lo son el científico,
el religioso o el filosófico, tiende a estrechar el campo de visión y limitarnos
en cuanto a perspectivas y alternativas se refiere. Estos campos a su vez
tienden a concentrarse en ramas aún más específicas y cada vez más precisas.
Esto lleva al estudio progresivamente fragmentado, lo cual aunque necesario
para avanzar y comprender la compleja naturaleza de la realidad, al mismo
tiempo sin embargo a menudo conduce hacia una visión separativa y excluyente, a
veces única, y dificulta mantener una perspectiva amplia, inclusiva e integral.
Un enfoque eclético es
lo opuesto a la especialización: es una perspectiva general global, extensiva y
completa; junta varios campos, teorías y sistemas diversos, incluso campos y
especializaciones sin ninguna relación aparente entre sí. La situación es
comparable a la de un detective quien ante un acontecimiento criminal, en lugar
de tomar en consideración toda la escena de manera global, es decir todos los
elementos y factores que potencialmente pudiesen llevar a la solución del
delito, se concentrara única y exclusivamente en digamos el color de la
alfombra, en la colilla del cigarro o en algún otro minúsculo detalle que
investigándolos aisladamente por separado no llevarían nunca a la solución del
caso. El buen detective - alguien como Columbo - toma en cuenta los
particulares pero no de manera absolutista ni excluyente; y en un enfoque
global y general, viendo el todo, conectando los varios puntos y buscando poner
las cosas en contexto toma en consideración también aquello que a primera vista
aparentemente nada tiene que ver con el caso.
La vida, el universo
es como un gigantesco y formidable acertijo en el cual nadie tiene ni tendrá
jamás la solución ni todas las respuestas; pero cada uno de nosotros,
incluyendo a los estudiosos más especializados, poseemos un pequeño detalle,
pista, hoja del rompecabezas. Un enfoque ecléctico juntando perspectivas
diversas de manera integral e interdisciplinaria no sólo ayuda a intuir mejor
el misterio de la vida, sino también a comprender mejor nuestro mundo,
solucionar conflictos y contradicciones aparentes, asistirnos en reconocer
falsas dicotomías, así como también puede conciliar fe y razón; todo lo cual
ayuda a no perdernos en los arboles dejando de vista el bosque.
“Todas las religiones, artes y ciencias son
ramas del mismo árbol.”
Albert
Einstein
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