El mundo actual está regido bajo un sistema en donde
lo económico juega un rol preponderante en numerosos aspectos de la vida. Es
tanto su peso e importancia, que esta situación ha llevado a los estudiosos,
comenzando a partir de finales del siglo XIX cuando surgió el término, a
calificar al hombre moderno como el Homo Economicus. De Homo Sapien que recién
éramos, nos hemos ahora repentinamente convertido en el Economicus u hombre
económico. En síntesis, según este modelo conceptual el ser humano, como ente
racional, toma decisiones basado en un calculado beneficio o costo económico
determinado exclusivamente en base a un egoísta interés individual. En palabras
llanas, mientras nuestros más antiguos antecesores se dedicaban a luchar contra
la naturaleza por la supervivencia, y el sapiens sobrevivía utilizando el
conocimiento, el actual hombre económico subsiste y decide su vida
principalmente en base al factor económico.
Vivimos en un mundo en el cual solamente vivir cuesta
dinero. La calidad de vida, desde la vivienda hasta la el entretenimiento,
depende de nuestro nivel de ingreso monetario. Decisiones sobre la carrera o
profesión a estudiar en la universidad y qué actividades emprender tienden
generalmente a basarse no tanto en la ambición por el crecimiento y logro
personal o espiritual, sino en un calculado costo o posterior beneficio
económico. El número de hijos a tener, la dieta alimenticia y la salud,
actividades culturales y la independencia individual o familiar, así como
tantas otras decisiones en la vida, vienen determinadas en buena medida por el
factor económico. Sin embargo, en realidad no podemos culpar al estudiante por
escoger una carrera basándose exclusivamente en la probabilidad de encontrar
empleo, ni tampoco podemos incomodarnos por la ambición de maximizar los
ingresos para poder sobrevivir o para alimentar adecuadamente a nuestras
familias. En el mundo actual, bajo el sistema económico predominante en el cual
vivimos y en la necesaria lucha por la supervivencia, estamos irremediablemente
obligados a tomar este tipo de decisiones.
La lucha por la superación y la vida siempre ha estado
presente en el ser humano como parte de
su naturaleza y proceso evolutivo. Hoy día esa misma lucha se manifiesta ante
las circunstancias y condiciones imperantes globales actuales en la forma
familiar y visible que todos conocemos: la económica. Si bien es cierto que las
estructuras, condiciones y sistemas reinantes tienden a imponerse sobre el
individuo influenciando su consciencia, al mismo tiempo resulta esencial
concientizar hasta qué punto y grado somos, como humanidad, responsables en
haber creado este hombre económico y en perpetuar el sistema predominante
actual.
“La vida es lucha.”
Eurípides de Salamina (485 AC-406 AC) Poeta trágico
griego
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