"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Friday, September 2, 2011

¿Por qué existen las guerras?

    La pregunta no es tan inocente ni simplista como pudiera aparentar ser a primera vista. La respuesta, considerablemente más compleja. Dependiendo del punto de vista, las explicaciones que intentan aclarar esta interrogante varían desde las razones personales como la ambición y el orgullo hasta las explicaciones religiosas, ideológicas, biológicas y psicológicas, entre otras.
Una perspectiva, aunque algo ingenua, es la que tiende a culpar como la causa de los conflictos a la incomprensión, el error, o percepciones equivocadas de las partes. Una visión menos inocente, y además ampliamente corroborada por la historia, es la que atribuye el origen de las guerras a la ambición hegemónica, al afán por la imposición, la dominación, y la adquisición de territorios, recursos y de riquezas materiales. La razón económica es sin duda alguna primordial, relacionándose además con la preservación de un determinado orden de cosas que el conflicto armado, o su amenaza, ayuda a mantener e institucionalizar. El sector económico militar de las grandes potencias es capaz de inducir, mediante su influencia, un conflicto bélico con el solo propósito para su beneficio industrial, o para el de una poderos élite o clase dominante y status quo. Según Marx, la guerra es el resultado de la lucha por la competición de recursos y mercados entre las potencias imperiales; mientras que Malthus la atribuye a la expansión demográfica y consecuente lucha debido a la siempre mayor escasez de recursos.  Aunque existe la visión que considera al ser humano como un animal inherentemente agresivo y competitivo, y la guerra una extensión natural y consecuencia inevitable, en realidad es más apropiado y sano considerar la guerra no como una consecuencia inevitable de la naturaleza, sino del sistema de vida imperante asumido por el hombre. En fin, aunque se debate sobre su origen, lo cierto es que la determinación de conducir una población a un conflicto armado no es una decisión generalmente tomada de manera democrática por el pueblo, sino exclusivamente casi siempre por una minoría gobernante.
Quizás una de las mejores ilustraciones en cuanto a esta nefasta realidad nos la da Hermann Goering, lugarteniente de Hitler y comandante supremo de la Luftwaffe, cuando en una declaración durante los juicios de Núremberg dijo lo siguiente: “Naturalmente que el pueblo no quiere la guerra. Ni en Rusia ni en Inglaterra ni en América y por ese mismo motivo ni en Alemania. Es comprensible. Pero al fin y al cabo son los líderes de un país los que dictaminan la política y es simplemente cuestión de arrastrar a la gente a la guerra, sea una democracia, una dictadura fascista, un Parlamento o una dictadura comunista (…) Con voz o sin voz, siempre se podrá lograr que la gente haga lo que quieran sus líderes. Es fácil. Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por poner en peligro al país. Funciona de la misma manera en todos los países.”

“La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran.”
Paul Ambroise Valéry (1871-1945) Escritor francés.

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