"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Friday, March 23, 2012

Un mundo al revés


Existen dos visiones generales con respecto a la turbada condición del mundo en que vivimos. Una, la que asume que los conflictos, miseria, imposiciones y circunstancias y condiciones imperantes que permean en las sociedades, por más bárbaras e injustas que puedan llegar a ser, son parte necesaria de la realidad, inevitable destino, la norma y única alternativa posible, por lo cual hay que aceptarlas tal como son, vivir con ellas y mas bien adecuarse o resignarse. La segunda visión, en cambio, asume que esta perturbada condición humana y mundo perverso, inicuo y sin paz no es un estado natural, sino una imposición artificial a la cual resulta difícil de adaptarse, y más bien hay que combatirla en aras de cambiar y mejorar nuestra situación.
Quien observa la realidad del presente con profundidad y perspicacia no puede hacer a menos de llegar a la triste conclusión de que efectivamente vivimos en un mundo enfermo. Guerra, inseguridad, corrupción, violencia, falsedad, odio, ignorancia, opresión, carencia, solo para enumerar algunos de los numerosos agobios que nos aquejan, no son una excepción ni fenómenos temporales ni confinados únicamente a ciertos sectores de las sociedades o naciones subdesarrolladas del planeta, sino la prevalencia  que en algún u otro grado en buena medida define nuestra humanidad. La prosperidad, bienestar general, libertad y paz verdadera ocurren solamente en reducidas poblaciones a nivel global y de manera circunstancial confirmando el hecho de que tales dichosas e ideales condiciones constituyen una excepción y no la norma.
Por supuesto, muchos reconocen claramente este sistema de vida y mundo colmo de injusticias como anómalo y atroz que es, pero difícilmente disciernen alternativas. Otros, desgraciadamente, se benefician de tales condiciones y pretenden mantener el status quo; el psicópata, el egoísta y el manipulado tienden a emular la barbarie, incluso glorificarla en algunos casos; mientras que otros sencillamente no ven. En este mundo insano, el engaño, la astucia, la agresión y la ignorancia avanzan y tienden a ser recompensadas mientras que la honestidad, la sinceridad y otras virtudes son consideradas una desventaja. La perfección no existe, pero la alternativa de un mundo mejor sí, y siempre la ha habido. Sin embargo hay que reflexionar sobre la actualidad, analizar y estudiar sus causas buscando comprender el mundo, antes de proponer y alentar el cambio.
Michael Ellner, psicólogo y autor estadounidense, ha dicho que: “Todo está al revés y boca abajo. Los doctores destruyen la salud, los abogados destruyen la justicia, las universidades destruyen el conocimiento, los gobiernos destruyen la libertad, los medios de comunicación masivos destruyen la información, y las religiones destruyen la espiritualidad.” Tal escenario descrito no es un enfoque excesivamente excéntrico ni particularmente singular, sino un agudo discernimiento de nuestra actualidad. La mayoría de las veces se concilia, se las arregla y adapta tratando en lo posible de minimizar los desánimos y el sufrimiento cotidianamente pactando con esta desventurada realidad en aras de sobrevivir y continuar adelante. Pero por otro lado tampoco es muy sano que digamos moldearse y ajustarse a un mundo tan aberrante.

“No es saludable ajustarse al sistema de vida de una sociedad profundamente enferma"
Jiddu Krishnamurti

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