Existen dos visiones generales con respecto a la turbada condición del
mundo en que vivimos. Una, la que asume que los conflictos, miseria,
imposiciones y circunstancias y condiciones imperantes que permean en las
sociedades, por más bárbaras e injustas que puedan llegar a ser, son parte
necesaria de la realidad, inevitable destino, la norma y única alternativa
posible, por lo cual hay que aceptarlas tal como son, vivir con ellas y mas
bien adecuarse o resignarse. La segunda visión, en cambio, asume que esta
perturbada condición humana y mundo perverso, inicuo y sin paz no es un estado
natural, sino una imposición artificial a la cual resulta difícil de adaptarse,
y más bien hay que combatirla en aras de cambiar y mejorar nuestra situación.
Quien observa la realidad del presente con profundidad y perspicacia no
puede hacer a menos de llegar a la triste conclusión de que efectivamente
vivimos en un mundo enfermo. Guerra, inseguridad, corrupción, violencia,
falsedad, odio, ignorancia, opresión, carencia, solo para enumerar algunos de
los numerosos agobios que nos aquejan, no son una excepción ni fenómenos
temporales ni confinados únicamente a ciertos sectores de las sociedades o
naciones subdesarrolladas del planeta, sino la prevalencia que en algún u otro grado en buena medida
define nuestra humanidad. La prosperidad, bienestar general, libertad y paz
verdadera ocurren solamente en reducidas poblaciones a nivel global y de manera
circunstancial confirmando el hecho de que tales dichosas e ideales condiciones
constituyen una excepción y no la norma.
Por supuesto, muchos reconocen claramente este sistema de vida y mundo
colmo de injusticias como anómalo y atroz que es, pero difícilmente disciernen
alternativas. Otros, desgraciadamente, se benefician de tales condiciones y
pretenden mantener el status quo; el psicópata, el egoísta y el manipulado
tienden a emular la barbarie, incluso glorificarla en algunos casos; mientras
que otros sencillamente no ven. En este mundo insano, el engaño, la astucia, la
agresión y la ignorancia avanzan y tienden a ser recompensadas mientras que la
honestidad, la sinceridad y otras virtudes son consideradas una desventaja. La
perfección no existe, pero la alternativa de un mundo mejor sí, y siempre la ha
habido. Sin embargo hay que reflexionar sobre la actualidad, analizar y
estudiar sus causas buscando comprender el mundo, antes de proponer y alentar
el cambio.
Michael Ellner, psicólogo y autor estadounidense, ha dicho que: “Todo
está al revés y boca abajo. Los doctores destruyen la salud, los abogados
destruyen la justicia, las universidades destruyen el conocimiento, los
gobiernos destruyen la libertad, los medios de comunicación masivos destruyen
la información, y las religiones destruyen la espiritualidad.” Tal escenario
descrito no es un enfoque excesivamente excéntrico ni particularmente singular,
sino un agudo discernimiento de nuestra actualidad. La mayoría de las veces se
concilia, se las arregla y adapta tratando en lo posible de minimizar los
desánimos y el sufrimiento cotidianamente pactando con esta desventurada
realidad en aras de sobrevivir y continuar adelante. Pero por otro lado tampoco
es muy sano que digamos moldearse y ajustarse a un mundo tan aberrante.
“No es saludable ajustarse al sistema de vida de una sociedad
profundamente enferma"
Jiddu Krishnamurti
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