"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Tuesday, January 17, 2012

Valores asumidos


La razón por la que ha existido y existe tanta variedad de culturas a lo largo y ancho del planeta es debido a la esencia elástica del ser humano, a su flexibilidad y facultad de adaptarse a condiciones y entornos tan diversos, a veces adversos, así como a su capacidad de plasmar ideales y visiones. Es decir, la existencia de tantas sociedades, culturas, religiones, formas y estilos de vida tan diversos por el mundo confirma el hecho de que aunque el ser humano es uno sólo, no existe una única y particular manera de vivir a la cual pudiéramos catalogar como la definitiva, válida, superior o insuperable.
No son pocas las sociedades que por presuntuosidad se han considerado mejores que las demás, suponiendo su religión como la única y verdadera, y sus valores, costumbres, principios, modales, e incluso historias, como superiores. Pero tal como no podemos presumir que exista una única forma particular de vivir superior a las otras; tampoco podemos suponer que existe un único sistema de valores definitivo.
Valores estimados y considerados como importantes por una sociedad, pueden no tener la misma importancia, o ninguna, para otra. Los valores que una sociedad determine como significativos, adopte y jerarquice en importancia, se verán reflejados consecuentemente en sus comportamientos, maneras, formas y estilos de vida. Por ejemplo, una sociedad que aprecie la iniciativa, el trabajo y el comercio predominándolos por encima de otros valores tiende a diferenciarse por el consiguiente progreso económico y bienestar material general, resultado del interés y esmero priorizados hacia dichas actividades. Aquellas comunidades que consideren la espiritualidad como el más alto de los valores tienden a distinguirse por su pacifismo, actividades de hermandad y oración. En aquellas donde se valoren la astucia y el engaño tomándolos por inteligencia, tiende a prevalecer la desconfianza y la inseguridad en lugar de la honestidad, armonía y el progreso. Y así. Una sociedad que prioriza la rectitud, la creatividad, el respeto ajeno y la tolerancia, así como otros nobles valores, genera y engendra tanto consciente como inconscientemente circunstancias y condiciones favorables que conducen a resultados acordes. Es decir, los valores no son únicos ni excluyentes, sino que cada sistema y escala asumida conlleva a las consecuencias respectivas, observables estas en la conducta colectiva de la sociedad, y estando su identidad asimismo en función de dichas valorizaciones.
No se trata de presumir o imitar comportamientos, sino de asumir valores positivos. El ser humano es maleable, flexible, y puede adoptar cualquier sistema de valores, morales y éticas, para bien o para mal. Puede convertirse en dios o en diablo, y su comunidad en paraíso o en infierno. Aquellos valores que se asuman y se engranen en lo más profundo del subconsciente y consciencia individual y colectiva es quizás el más determinante de los factores en influenciar su conducta, así como su porvenir. Aunque el  individuo está constantemente sujeto a presiones del entorno y de la sociedad, en realidad está en él, en su iniciativa propia, responsabilidad e independencia de juicio discernir los valores positivos, asumirlos; y así crear una sociedad digna y próspera.

"No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino"
Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino

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