Una exquisitamente acertada descripción sobre
la verdadera función que cumplen los sistemas educativos nos la da el autor y activista
estadounidense John Taylor Gatto, cuando define a la educación formal moderna como:
la subsunción del individuo.
Gatto, quien es profesor retirado, crítico
del sistema pedagógico norteamericano y autor de varios libros sobre el tema,
explica que los sistemas educativos, por diseño y mediante su carácter
compulsivo, esencialmente se encargan de entrenar y estandarizar al estudiante sustrayéndole
su individualidad, independencia de juicio y capacidad de auto determinación
con el fin de convertir a la población en una “masa homogénea de consumidores
atomizados manipulable de acuerdo con principios científicos”. La educación
formal constituye entonces un subsistema con la función específica de formar individuos
dependientes para que encajen como sumisos y complacientes engranajes dentro de
la enorme maquinaria que es el Sistema.
El carácter obligatorio de la educación
estadounidense es introducido durante el siglo XIX en momentos cuando nacía una
poderosa oligarquía empresarial, financiera e industrial y sus enormes fortunas
influenciaban en los varios ámbitos de la realidad política de aquel momento.
Surgió entonces la necesidad de una clase y mano de obra que cumpliese con las
exigencias de la realidad social de la época: lo suficientemente preparada y
tecnificada como para mantener la maquinaria operante (en el sentido literal y
político), pero al mismo tiempo entrenada para desempeñar sumisamente con sus funciones
asignadas sin alterar el orden que pretendía aquella emergente e influyente clase
corporativa. La disciplina, la obediencia, desalentar el pensamiento crítico y todos
aquellos valores y enseñanzas que convengan al poder y justifiquen la
organización jerárquica, vinieron a hacer parte del currículo pedagógico. Es
decir, el programa educativo vino a constituir un apéndice del Estado o de la
clase dominante, e instrumento y proceso, convenientemente obligatorio, mediante
el cual la población viene subsumida a sus intereses. Aunque Gatto se refiera específicamente
al sistema estadounidense, las dinámicas y propósitos de la formación educativa
en general son los mismos en la gran mayoría de los países en donde una minoría
privilegiada detenta el poder sobre las mayorías.
El modelo educativo bajo el cual se basan
el estadounidense y la mayoría de los sistemas actuales en el mundo es el que
se desarrolló en la Prusia del siglo XVIII el cual fue el primer Estado de la
era moderna en aplicar el carácter obligatorio de la educación a su población. La
iniciativa partió de la clase dirigente y su objetivo era esencialmente el de crear
un individuo manejable que cumpliese con las exigencias de la élite de aquel Estado
monárquico militarista. Como insistentemente concluye Gatto, la esencia de
estos sistemas no es la de incrementar nuestra inteligencia, infundir verdadera
educación, desarrollar la persona, ni crear una sociedad pensante y prospera;
sino lo contrario: formar una población dócil inculcándola con valores, consciencia
y preparación básica suficientes solamente con el principal propósito de rendirla
fácilmente manipulable por parte de las estructuras de poder.
“Las academias que se forman a cargo del Estado
se instituyen no tanto para cultivar las mentes, cuanto para embridarlas.”
Baruch Spinoza (1632-1677) Filósofo holandés, de
origen judeoespañol.
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