"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Wednesday, October 28, 2015

Dios, y la visión panteísta


     Es un hecho desafortunado que Dios haya sido monopolizado por las organizaciones religiosas. Debido a ello, resulta difícil hablar de aquello que supera a la realidad del hombre sin ser forzosamente asociado con la idolatría, la reverencia y otras evocaciones de índole religiosa. Pero Dios, o la noción de creación, es también una idea filosófica –secular si queremos-, es decir un concepto desligado de dogmatismos y accesible mediante el intelecto.
En la mayor parte del monoteísmo Dios es entendido como el Creador del Universo: un ser único supremo, ente omnipotente atemporal que trasciende nuestra realidad material sosteniendo la creación y juzgando activamente los sucesos naturales. La principal razón por la que una definición particular como esta sea la que predomine en nuestras sociedades se debe esencialmente a que es la favorecida por el peso de la organización religiosa y no porque sea necesariamente verdad.
Pero Dios en realidad permite que el hombre lo defina como desea. De lo contrario ¿dónde quedaría su supuesto amor incondicional e infinita misericordia y bondad, tan arduamente sostenido por la teología religiosa? Desgraciadamente las religiones prefieren no ilustrar esta inconsistencia, debido por supuesto en buena medida a su propia naturaleza como organizaciones sustentadas en la estructura jerárquica, en el autoritarismo y en el dogmatismo. Sin embargo, al comparar las numerosas religiones y denominaciones que hay el mundo podemos notar que no solamente Dios tiene distintos nombres, sino también carácter, atributos y propiedades. Inclusive en la Biblia el Dios del Antiguo Testamento pareciera ser un ser totalmente distinto (inmisericorde, celoso, vengador etc.) de aquel de infinito amor profesado por Jesucristo en el Nuevo Testamento.
La idea de un ser supremo trascendental que comunica exclusivamente con ciertos grupos privilegiados representantes de la sociedad siempre ha sido la definición favorecida precisamente por las elites y las clases dominantes. Tanto la casta sacerdotal como el poder político justifican la legitimidad de su autoridad mediante el aval otorgado por el (supuesto) poder divino. Nadie lo resumiera mejor que Nietschze cuando dijo: “El hombre, en su arrogancia, creó Dios a su imagen y semejanza”.
En contraste, según la visión panteísta de Dios como inmanente en toda la existencia, interior, equivalente a la vida y compatible con el infinito, es una definición más justa que la de un ser decisor externo unilateral. Un universo infinito excluye por definición a un Ser Supremo que lo trascienda, mientras que el Dios interior deshace de la necesidad de una clase sacerdotal que represente a la humanidad ante este Ser. Es por esto que el panteísmo es considerado por la Iglesia Católica Romana como una herejía. Pero en el panteísmo Dios no es una entidad singular particular, sino un colectivo literalmente universal que incluye a todo lo existente de manera orgánica, ecuánime y sin separación, supremacía, privilegio ni exclusión alguna. Dios es todo, todo es Dios, y no hay nada que no sea Dios.

“Yo creo en Dios, solo que lo llamo “Naturaleza””
Frank Lloyd Wright (1867-1959) Arquitecto, escritor y educador estadounidense

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